HACELO
El hipopótamo estaba en el centro de la laguna.
–¡Me enterré en el barro y no puedo avanzar! –dijo.
–¡Liberá una pata para impulsarte! –sugirió el león que estaba recostado en su piedra.
–¡Eso intento!
–No lo intentes –el león se puso de pie–. ¡Hacelo!
El hipopótamo bramó y consiguió dar el primer paso. Luego, dos más.
–Hoy me liberan las palabras –dijo mientras caminaba hacia la orilla–, pero nunca sabremos cuando volverán a condenarme.